¿Cuánto de lo que comemos se lo debemos a los bosques?
16 de octubre – Día Mundial de la alimentación.
Tenemos la tendencia a simplificar los factores de los que dependen nuestros alimentos: pensamos que provienen del supermercado, de los agricultores, de la vaca, etc. o sea, que provienen del esfuerzo humano. Sin embargo, la realidad es que sin los bienes y servicios que proveen los ecosistemas, la alimentación de la humanidad sería un lujo tan caro que solamente podrían costearse los privilegiados.
Tomemos como ejemplo el agua:
Si no llueve, ¿cuánto cuesta sustituir la lluvia? Se requieren cuantiosas inversiones para soluciones con alcance limitado: Perforación de pozos, construcción de represas, sistemas de bombeo, sistemas de conducción de agua, etc. Mucho esfuerzo y dinero para reponer lo que la naturaleza provee gratis. Pero las lluvias gratis dependen en gran medida de la evaporación de los bosques. Los bosques bombean del subsuelo millones de litros de agua diarios a la atmosfera, por su transpiración. Esto es particularmente crítico en la Chiquitania, donde durante seis meses del año cada gota de lluvia vale mucho.
O consideremos la cosecha:
Muchas de nuestras cosechas son semillas, pero pocos toman en cuenta que para producir semillas la mayoría de las plantas necesitan insectos polinizadores. Otras de nuestras cosechas son frutos, pero igualmente, para que cuajen los frutos, se requieren a los polinizadores. ¿Cuánto costaría polinizar manualmente las flores de donde surgen los miles de toneladas de frutos y semillas que comemos?
En este contexto, el Bosque Seco Chiquitano, ¿qué más representa para la alimentación de la población local o el mundo?
Esta ecorregión alberga una gran diversidad de variedades locales de cultivos, que poco a poco comienzan a ser reconocidas y valoradas: maíces, frejoles, maníes, yucas, camotes… Variedades ancestrales adaptadas a las condiciones locales, al clima, a la culinaria local.
Pero sobre todo un tesoro en frutos silvestres comestibles, sabrosos, nutritivos, resilientes, a prueba de sequías y suelos pobres. Muchos de ellos resistentes al fuego. Destacamos hoy un ejemplo sobresaliente: la Almendra Chiquitana. Un delicioso super alimento que hasta hace pocos años era ignorado y desconocido, y que hoy en día es un producto estrella buscado por todo el mundo, ante el cual se abren escenarios de desarrollo de muy alto impacto nutricional, ambiental, económico y social.
En este día mundial de la alimentación, rendimos homenaje a la diversidad y riqueza nutricional del Bosque Chiquitano, en momentos en que urge demostrar sus valores debido al rápido avance de modelos de desarrollo basados en la destrucción del bosque.