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BAJO PARAGUÁ: El área protegida donde su gente busca la sustentabilidad y la conservación

BAJO PARAGUÁ: El área protegida donde su gente busca la sustentabilidad y la conservación

Bajo Paraguá: El área protegida donde su gente busca la sustentabilidad y la conservación

Vivero agroforestal de café y cacao en la comunidad de Porvenir.

Fotografías y texto: Claudia Belaunde.

La lluvia cae y don José sonríe; “les hará bien a los plátanos después de todo el trabajo” dice, en medio de su chaco de plátano bellaco. Estamos en Porvenir, una comunidad indígena del Área Protegida Municipal de Bajo Paraguá, del Municipio de San Ignacio de Velasco, la más nueva área protegida del departamento de Santa Cruz. Creada en el 2021, con casi un millón de hectáreas de extensión, es un importante espacio para la conservación y conectividad, al unir el Parque Nacional Noel Kempff Mercado, la Reserva Municipal de Copaibo, y la Reserva Rio Blanco y Negro, garantizando los servicios ecosistémicos para toda la región.

Son 4 comunidades las que habitan el territorio de Bajo Paraguá, Porvenir, Piso Firme, Florida y Picaflor, las mismas que tienen un fuerte vínculo con el bosque y el río que circunda el espacio. Por ello, la FCBC con el apoyo de la organización Aktion Amazonas, de Dinamarca, desarrollará acciones en esta área protegida y sus comunidades para conservar la conectividad e impulsar la gestión sostenible de los bosques, a través del desarrollo y apoyo a iniciativas productivas compatibles con la conservación y sustentabilidad.

El aceite de Copaibo es uno de los potenciales recursos no maderables a ser aprovechados en Bajo Paraguá.

Porvenir, declarada como capital departamental del asaí, comenzó un vivero forestal y un huerto con financiamiento del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el cual está siendo potenciado bajo recursos y soporte técnico de la FCBC, en los cuales crecerán durante los próximos meses los plantines de café, copoazú y cacao dulce, a implementarse en sistemas agroforestales para recuperar espacios de cultivo tradicionales. También contarán con asistencia técnica para la producción de plátano,  para cultivar con técnicas eficientes, realizar el aprovechamiento tradicional de venta en racimo, comercializar productos como la harina de plátano, plátanos deshidratados al sol, chipilo (trozos pequeños y delgados fritos) y otros.

Inicio de la limpieza para mejorar la producción de plátano.

Las mujeres de Bajo Paraguá comienzan a procesar plátanos en forma de harina, deshidratados y fritos para su comercialización.

Esta acción se replicará en todas las comunidades, potenciando el aprovechamiento de productos no maderables, mejorando la soberanía alimentaria y diversificando la producción.

 

Un “pico” de abeja melipona registrado para ser recuperado y transferido a una caja para su manejo.

Otro recurso sostenible será la cosecha de miel de abejas nativas sin aguijón. A través del rescate de nidos, se establecerán en cajas para que las comunidades, quienes ya fueron formados por especialistas, puedan realizar un manejo y extracción, sin dañar las colonias, permitiendo que éstas continúen cumpliendo el importante y vital rol que tienen como polinizadores en los bosques, y además, generando ingresos económicos adicionales a la economía familiar.

 

Como parte de la gestión sostenible, está también el apoyo con equipamiento y formación para la respuesta a incendios forestales. En todas las comunidades de Bajo Paraguá durante este 2022, se llevaron a cabo talleres impartidos por instructores de bomberos forestales del Gobierno Departamental de Santa Cruz y con el apoyo del Gobierno Municipal de San Ignacio de Velasco, quienes formaron a mujeres y hombres como efectivos de primera respuesta para la atención de incendios, estableciendo así un elemento más en el sistema departamental de bomberos comunales para evitar los desastres ocasionados por el fuego en el bosque y las comunidades.

Capacitación en técnicas básicas de combate a incendios forestales y quemas controladas en la comunidad de Picaflor.

Bajo Paraguá se encuentra actualmente amenaza por asentamientos ilegales, los mismos que ya afectaron más de 200 hectáreas, abriendo caminos y realizando desmontes para producción agrícola no compatibles con la vocación forestal de este territorio. Por ello, para la FCBC es prioritario continuar garantizando las seguridad júridica, la gobernanza por parte de las comunidades en su territorio y el desarrollo de actividades productivas que permitan un desarrollo sustentable compatible con la conservación, ante el actual escenario en Bolivia, que tiene una de las tasas de deforestación más altas de la región, con 550 hectáreas deforestadas al día en el departamento de Santa Cruz.

Brecha ilegal para asentamientos y desmonte abierta el año 2022 en el área protegida de Bajo Paraguá.

FCBC, ACEAA, AA y ACCA consolidan una estrategia de alianza para la Conservación de los Bosques de Latinoamérica

FCBC, ACEAA, AA y ACCA consolidan una estrategia de alianza para la Conservación de los Bosques de Latinoamérica

FCBC, ACEAA, AA y ACCA consolidan una estrategia de alianza para la Conservación de los Bosques de Latinoamérica

La Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC), la Asociación Boliviana para la Investigación y Conservación de Ecosistemas Andino-Amazónicos (ACEAA-Conservación Amazónica), Aktion Amazonas (AA) y Conservación Amazónica (ACCA) consolidan una estrategia de alianza interinstitucional denominada “Alianza para la Conservación de los Bosques de Latinoamérica” (Latin American Forest Conservation Alliance-LAFCA) con la visión de conservar sosteniblemente los ecosistemas boscosos tropicales únicos de Latinoamérica en términos de medios de vida locales, biodiversidad, adaptación y mitigación al cambio climático.

Para ello, la cooperación para la conservación denominada LAFCA estará basada en 3 acciones estratégicas intrínsecamente dependientes; por un lado, el apoyo al aprovechamiento sostenible de recursos naturales para asegurar el acceso a largo plazo de los servicios ecosistémicos y la conservación de la biodiversidad; la promoción de la justicia social para fortalecer la resiliencia de la sociedad civil ante el cambio climático, las fluctuaciones en el mercado y  las presiones externas a los recursos forestales, y finalmente, el empoderamiento de la sociedad civil para defender el acceso y protección de los recursos naturales y solicitar el cumplimiento de leyes ambientales, derechos indígenas y gestión sostenible de los recursos.

Geográficamente, la alianza se concentra en proteger, mantener y restaurar los bosques en los departamentos de Pando y Santa Cruz en Bolivia, la región Madre de Dios en Perú, y potencialmente, en el estado de Mato Grosso en Brasil. La selección de regiones se basó en el enfoque de establecer corredores naturales a través de cooperaciones transfronterizas que buscan asegurar el mayor impacto en la conservación de la naturaleza. Así también, se resalta que tanto el Bosque Tropical Amazónico como el Bosque Seco Chiquitano, ambas ecorregiones esenciales para la regulación de ciclos de carbono y oxígeno y altamente biodiversas como amenazadas, se encuentran en el área geográfica de acción; sin embargo, esto no significa que las acciones institucionales queden limitadas a exclusivamente a estas 2 ecorregiones.

El día de ayer, 13 de octubre, los directores ejecutivos de la FCBC, ACEAA y AA, se reunieron en La Paz para consolidar esta alianza estratégica, definir acciones conjuntas y delimitar próximos pasos para proseguir con acciones interinstitucionales.

Foto: Toke Nyborg, director ejecutivo de Aktion Amazonas de Dinamarca y Marcos Terán, director ejecutivo de ACEAA Bolivia.

Por el momento, las instituciones parte de esta estrategia son:

  • Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC) es una organización sin fines de lucro establecida en el año 1999 con la misión de promover la convivencia armónica entre la sociedad y la naturaleza del Bosque Chiquitano, a través del conocimiento, valoración y conservación de su patrimonio natural y cultural.
  • Asociación Boliviana para la Investigación y Conservación de Ecosistemas Andino-Amazónicos (ACEAA) es una organización boliviana sin fines de lucro que trabaja para conservar una de las ecorregiones más biodiversas del planeta. Para esto, desarrolla e incentiva una serie de alianzas locales y regionales que buscan tener un impacto mayor en la región amazónica boliviana.
  • Conservación Amazónica (ACCA) es una organización peruana sin fines de lucro que, desde 1999, trabaja en la conservación y puesta en valor de los bosques amazónicos, generando alternativas sostenibles para los pobladores y apoyando la educación de niños, jóvenes y adultos.
  • Aktion Amazonas (AA) es una organización medioambiental sin fines de lucro y no gubernamental, que trabaja para conservar los bosques tropicales sudamericanos, con enfoque en los ecosistemas de la Amazonía y Bosque Chiquitano. AA es una organización de la sociedad civil de Dinamarca que apoya a la FCBC en proyectos de conservación y desarrollo sostenible en la Chiquitania.

14 de octubre de 2022

El mundo de las abejas nativas: salud, alimentación y mejora socieconómica para comunidades del Bosque Chiquitano

El mundo de las abejas nativas: salud, alimentación y mejora socieconómica para comunidades del Bosque Chiquitano

El mundo de las abejas nativas: salud, alimentación y mejora socieconómica para comunidades del Bosque Chiquitano

Por: Carla Pinto Herrera/FCBC

Un tronco caído y seco parecería ser tan solo biomasa que yace estáticamente en el monte para ser desintegrada con el paso del tiempo, hasta que de repente, la vista detecta un pequeño «pico» en la superficie del que alguna vez fue un árbol. Casi imperceptible al ojo humano no entrenado, un pico conformado por lo que parecieran ser pequeñas y delicadas fibras pegadas, unas sobre de otras, nos lleva a un mundo paralelo, un mundo de seres pequeños pero esenciales para la perpetuación de lo que nosotros conocemos como Bosque Seco Chiquitano: las abejas nativas.

Diferente al concepto generalizado que se tiene de las abejas, las abejas nativas no pican, ya que no tienen aguijón; usualmente viven dentro de troncos de los árboles (caídos o de pie); y debido a que sus colonias son mucho más pequeñas, producen menos miel que las abejas extranjeras (Apis mellifera), pero esta tiene más propiedades medicinales. Daniela Morón, bióloga e investigadora asociada al Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado, explica a un grupo de comunarios que, se estima que en Bolivia se encuentran alrededor de 200 especies de abejas, aunque tan solo hayan poco más de 90 descritas en el país actualmente.

Foto: Daniela Morón, facilitadora del curso de trasiego, buscando a la abeja reina entre los discos de cría de una colonia de abeja señorita.

Los comunarios provenientes de Porvenir, Piso Firme, Picaflor y Florida, todas comunidades del Área Protegida Municipal del Bajo Paraguá de San Ignacio de Velasco, escuchan atentamente la explicación de Daniela. Ellos están presentes en el Centro de Estudios del Bosque Seco Tropical Alta Vista (CEBST Alta Vista, ubicado en Concepción), para aprender a cómo rescatar nidos de abeja nativa que están en lugares vulnerables como troncos secos en potreros que se pueden quemar con el primer incendio, o árboles caídos, hacia una caja de aprovechamiento, con la finalidad de generar mejores condiciones socioeconómicas para sus familias; actividad enmarcada en el proyecto “Conservar la conectividad e impulsar la gestión sostenible de los bosques en las comunidades de la TCO Bajo Paraguá”, financiado por CISU-Dinamarca e implementado por la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC) y Aktion Amazonas (AA).

La crianza de abejas nativas y el aprovechamiento sostenible de su miel es algo novedoso para las comunidades, incluso aunque coexistan directamente con estos polinizadores, ya que el tipo de aprovechamiento que se realiza (acción comúnmente denominada “melear”), emplea métodos tradicionales que no aseguran el bienestar a futuro del nido aprovechado. Aunque los pasos para la mudanza de nidos de abejas nativas y su posterior crianza deben ser ejecutados con precisión y se debe contar con un mínimo de materiales indispensables; a decir de los participantes del curso, esta actividad tiene potencial de ser replicada en sus realidades, más aún, considerando los beneficios familiares y comunales que conlleva.

“Hay estudios que demuestran que la miel de abeja nativa es más nutritiva, entonces, el primer beneficio que van a recibir es salud y medicina”, describe Morón. Donald Viera, monitor ambiental del CEBST Alta Vista y también facilitador del curso (oriundo de San José de Chiquitos), recuerda que cuando sus hermanos y él se resfriaban, su madre pedía miel de “señorita” (un tipo de abeja nativa), entonces, su esposo se adentraba en el bosque a melear para que ella pueda preparar el remedio que mezclaba miel, limón, mentisan y aceite de pata de vaca; Viera recuerda que, con eso, él y sus hermanos se sanaban al cabo de unos días. “A la gente le va a agradar tener sus cajitas en sus casas” menciona Mauricio Justiniano Saucedo, comunario de Porvenir, ya que el tener la disponibilidad de cajas de abejas cerca a sus casas, facilitaría el consumo de miel, que es ancestralmente usada para ayudar en tratamientos de curación de tos, gripe y resfrío dentro de las comunidades del Bosque Chiquitano.

Además de salud y alimentación, la crianza de abejas nativas significa nuevas oportunidades de mejora socioeconómica para las familias de la región. “La mayoría tiene su chaco, siembra su yuca, su plátano, maíz, arroz y de eso ya nosotros nos sustentamos”, explica Aida Durán Auripide, de la comunidad Picaflor, que está conformada por 23 familias de la nación guarasugwe (grupo étnico con alta vulnerabilidad). En esta comunidad, además del chaco, la venta de comida eventual a personas que transitan el camino de tierra que viene desde Santa Rosa de la Roca y el empleo temporal de hombres en trabajos usualmente más de fuerza física, no existen otras actividades económicas, por lo que, la venta de miel de abeja nativa podría ser una opción a futuro (los precios de la venta miel de abeja nativa varían, pero, puede llegar a ser cotizada hasta 1 Bs por 1 ml).

Foto: Los cántaros con miel de abeja nativa son ubicados en la parte superior de las cajas para facilitar su sustracción y aprovechamiento.

El procedimiento no es complejo, pero sí requiere práctica, Daniela Morón y Donald Viera, ambos facilitadores del curso de trasiego de nidos de abejas nativas, que se llevó a cabo el 28 y 29 de septiembre, repiten múltiples veces a los cerca de 10 participantes del curso que “no vale rendirse al primer intento”, ya que, si bien pueden aprender los pasos técnicos del trasiego, existen otros factores para el éxito de la crianza de abejas: considerar que cada zona tiene poblaciones de abejas más abundantes que otras, el clima de cada región puede influir en la captura y crianza de abejas, además de las diferentes amenazas en cada contexto (hormigas, abejas más agresivas, incendios, entre otros).

La bora amarilla, bora negra, corta pelo, erereú, lambe ojo, limoncita, señorita, sicaé, sarco, suro, posetacú, son algunos de los nombres comunes de las abejas nativas que se conocen en la región chiquitana, sin embargo, la abeja “señorita” (Tetragonisca angustula), es la abeja nativa más popular para la crianza y aprovechamiento de miel en patios familiares. Javier Coimbra, responsable de la Unidad de Sustentabilidad, Agua y Cambio Climático de la FCBC, identifica que esto se debe a la abundancia y también a su mansedumbre, además, describe que este tipo de abejas es la que, en la mayoría de los casos, se encuentra en troncos caídos, sin embargo, siempre en troncos de madera dura (como el cuchi, momoqui o curupaú).

La cara de los participantes al evidenciar y vivenciar cada paso de la mudanza de los nidos oscilaba entre emoción, curiosidad y determinación. Luego de una demostración práctica por parte de Donald en la mañana del primer día, por la tarde, los participantes se daban indicaciones entre ellos sobre lo que deberían hacer primero y de qué deberían tener cuidado: no perder cuidado y capturar a la abeja reina para ubicarla en la cajita de aprovechamiento para asegurar la sobrevivencia de esa colonia; colocar delicadamente los discos de cría y los cántaros rebosantes de miel en los pisos correspondientes; además de utilizar delicadamente cada instrumento para lograr una operación exitosa. Al finalizar el curso, los comunarios participantes quedaron con la tarea de llevar a la práctica todo lo aprendido (que combinó teoría y práctica) y también con expectativa de seguir aprendiendo acerca de esta nueva actividad (por ejemplo, aprender a cómo colocar trampas para trasladar nidos nuevos de abejas).

Fotos: Comunarios de la región del Bajo Paraguá en sus sesiones de práctica para trasladar un nido.

El proyecto con el cual se está apoyando esta actividad será implementado hasta el 2024, por lo que, la crianza de abejas en patios familiares en la región del Bajo Paraguá es un sueño de largo aliento todavía.

Foto: Personas capacitadas y facilitadores del curso de trasiego de nidos de abejas nativas del Bosque Seco Chiquitano.

10 de octubre de 2022

Simposio Bosques Secos Tropicales: el Chiquitano sudamericano y el Miombo africano

Simposio Bosques Secos Tropicales: el Chiquitano sudamericano y el Miombo africano

Simposio Bosques Secos Tropicales: el Chiquitano sudamericano y el Miombo africano

Reflexiones socioecológicas desde el fuego, el agua y la biodiversidad

No es nueva la aseveración de que los Bosques Secos Tropicales (BST), poseen una visibilidad menor en comparación a los bosques húmedos, pese a que constituyen casi la mitad de los bosques subtropicales y tropicales mundiales y son el sustento de parte de la población más pobre del mundo. Solo el bosque seco del Miombo africano, proporciona medios de vida a más de 100 millones de personas de zonas urbanas y rurales mientras que el Bosque Seco Chiquitano con sus más de 20 millones de hectáreas conecta estratégicamente ecorregiones sudamericanas como la Amazonía, Chaco, Pantanal y Cerrado. Además, los bosques secos suministran una amplia variedad de servicios ambientales que son considerablemente diferentes a los de los bosques húmedos, por lo que requieren planteamientos diferentes de manejo y conservación.

A pesar de su importancia y de haber sido declarados como prioridad global de conservación por la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN), los BST se encuentran entre los ecosistemas más amenazados y menos estudiados del mundo y, como resultado, pueden correr mayor peligro que los bosques húmedos. En el simposio, investigadores de África, Bolivia y México, presentarán experiencias y conocimiento generados en dos Bosques Secos Tropicales importantes a escala global, como el Bosque Seco Chiquitano (con alrededor de 240.000 km2) y el Miombo (con alrededor de 1.9 millones km2).

Te invitamos a formar parte del simposio que se llevará a cabo en el marco del V Congreso Boliviano de Ecología, el miércoles 5 de octubre a las 9:50 am en el salón auditorio de la carrera de Medicina de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (Santa Cruz, Bolivia).

CONOCE MÁS A LOS EXPOSITORES Y MODERADOR

Huáscar Azurduy

Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC)

Biólogo. Se involucró con el Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado por unos 15 años. Como docente universitario fue invitado a dictar materias de Etología, Etnopsicología, Paleontología y Evolución en la Universidad Gabriel René Moreno. Trabajó como docente invitado en la Unidad de Postgrado de Humanidades. Fue invitado a trabajar en el Instituto Marino Costero de la Universidad de Alaska, Estados Unidos. Fundó la revista científica Kempffiana que aborda temas taxonómicos, biogeográficos y de historia natural. Ha publicado trabajos científicos, de divulgación y libros en evolución e historia natural. Desde 2018, dirige el Programa de Estudios del Bosque Seco Tropical en la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano.

Natasha Ribeiro

Universidad Eduardo Mondlane, Mozambique

Natasha Sofia Ribeiro es profesora asociada de Ecología de la Restauración en el Departamento de Ingeniería Forestal de la Universidad Eduardo Mondlane (Mozambique), y profesora invitada en el Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Virginia (Estados Unidos), donde también estudió para su doctorado. Es la editora en jefe de la sección «Fire Research at the Science-Policy Practitioner Interface» de la revista FIRE de MDPI. Natasha Ribeiro ha trabajado en el sector forestal centrándose en la ecología de los bosques de Miombo en el sur de África.

Mónica Guzmán

Universidad Católica Boliviana “San Pablo”

Hidrogeóloga por las Universidades San Francisco Xavier de Chuquisaca (Bolivia) y Calgary (Canadá). Candidata a doctora en Ciencias de la Ingeniería del departamento de Hidrología e Ingeniería Hidráulica de la Universidad Libre de Bruselas (Bélgica). Actualmente, ocupa el cargo de docente investigadora en la Universidad Católica Boliviana (Santa Cruz), donde fundó y es responsable del Grupo de Investigaciones Hidrológica. Su investigación se centra en la aplicación de modelos numéricos para apoyar la toma de decisiones sobre el cambio de uso del suelo en la Chiquitanía. Como científica, representa a Bolivia en la Asociación Latinoamericana de Hidrología Subterránea para el Desarrollo (ALHSUD) y recientemente fue invitada a formar parte de la Comisión de Cambio Climático y Agua Subterránea de la Asociación Internacional de Hidrogeólogos (AIH/IAH).

Octavio Monroy Vilchis

Universidad Técnica del Valle de Toluca (México)

Biólogo de la conservación, se enfoca principalmente en especies en riesgo y áreas naturales protegidas; lleva más de 25 años como profesor-investigador en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM). Ha impartido cursos a nivel licenciatura, posgrado y de carácter internacional. Ha realizado más de 20 proyectos con financiamiento nacional e internacional. Director de tesis de licenciatura, maestría y doctorado de investigadores de diferentes países. Ha otorgado conferencias magistrales en su área de especialización y publicado 8 libros, 19 capítulos de libro y cerca de 70 artículos es revistas de alto impacto a nivel internacional. Es también fundador y coordinador de 2 centros de investigación en la UAEM, miembro del sistema nacional de investigadores nivel 2 (reconocido por el gobierno mexicano), revisor de más de 20 revistas de alto impacto internacional, y colaborador con colegas de Canadá, Estados Unidos, Colombia, Costa Rica, Brasil, Perú, Bolivia, España, Italia, Marruecos, entre otros.

Bonifacio Mostacedo

Facultad de Ciencias Agrícolas (UAGRM)

Ingeniero agrónomo de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (UAGRM), especialista en ecología de plantas en el área de regeneración natural de árboles y diversidad de bosques. Tiene una maestría en la Universidad Nacional Autónoma de México y un doctorado en la Universidad de Florida (Estados Unidos). Ha realizado investigaciones en el Proyecto BOLFOR I y también en el Instituto Boliviano de Investigación, el cual llegó a dirigir. Ha sido consultor para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura y World Wildlife Fund. Además, es docente en pregrado y postgrado en la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad Autónoma Gabriel René, donde llegó a fungir como director ejecutivo del Instituto de Investigaciones Agrícolas “El Vallecito”. Ha publicado más de 50 trabajos, entre artículos científicos, libros, y documentos técnicos. Sus investigaciones están inclinadas a la ecología aplicada con aspectos de manejo integral de bosques y tierras y específicamente, en la ecología de semillas y plántulas, diversidad y estructura de bosques, secuestración de carbono y ecología de fuego.

Judith Kamoto

Universidad de Agricultura y Recursos Naturales de Lilongwe, Malawi

Judith Kamoto es una profesora asociada al área de Desarrollo Forestal y Rural con más de 20 años de experiencia en la enseñanza e investigación universitaria. Su ámbito de enseñanza e investigación incluye temas como manejo forestal, extensión, género y recursos naturales; desarrollo y análisis de políticas (Gobernanza Forestal), desarrollo comunitario forestal y rural, evaluación participativa de los recursos forestales, métodos de investigación aplicados, redacción técnica, agricultura y cambio climático. Actualmente, está trabajando como directora en la Escuela de Agricultura “Bunda” de la Universidad de Agricultura y Recursos Naturales de Lilongwe.

Luis Acosta

Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado

Biólogo. Investigador asociado al Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado, experto en Mastozoología, manejo de herramientas en sistema de información geográfica. Tiene una maestría en Biodiversidad Biológica y Conservación de los Trópicos (Brasil), trabajó en diversos proyectos en inventariación de biodiversidad y conservación de fauna, con un mayor énfasis en el estudio de mamíferos, principalmente de roedores y murciélagos. Ha descritos nuevas especies para la ciencia, capacita y forma a jóvenes biólogos en la recolección y manejo de muestras biológicas (mastozoológicas, ornitológicas, ictiológicas, herpetológicas), así como en el montaje y conservación de colecciones científicas. Ha trabajado en elaboración de líneas base para el monitoreo biológicos en el departamento de Santa Cruz (Bolivia), como también realizando monitoreo de fauna silvestre. Cuenta con varias publicaciones y es coautor en el capítulo de mamíferos de tres libros de alta relevancia en el campo de la conservación.

Jonathan Muledi

Universidad de Lubumbashi, República Democrática del Congo (RDC)

Profesor asociado en la Facultad de Ciencias Agrícolas y Departamento de Gestión de Recursos Naturales Renovables de la Universidad de Lubumbashi, imparte clases de silvicultura y dendrometría. Su investigación doctoral se centró en la ecología funcional y la dendroecología del bosque abierto del Miombo en la RDC. En la actualidad, su trabajo se centra, principalmente, en la cuantificación de la biomasa forestal para estimar el carbono, el análisis de los rasgos funcionales de los árboles para mejorar la comprensión de los mecanismos de coexistencia de las especies, la dinámica de crecimiento de los árboles de los bosques secos, y la influencia que el clima puede tener en el funcionamiento de los ecosistemas secos. Es responsable de parcelas permanentes instaladas con varios socios, como la FAO – RDC, y el Observatorio Socio Ecológico de los Bosques Africanos del Sur, donde también es director adjunto.

Valerio Macandza

Universidad Eduardo Mondlane, Mozambique

Profesor asociado de Ecología y Conservación de la Vida Silvestre en el Departamento de Ingeniería Forestal de la Universidad Eduardo Mondlane de Mozambique. Tiene un máster en Biología de la Conservación de Recursos y un doctorado en Ecología por la Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica). Su investigación se centra en la ecología de los grandes mamíferos herbívoros, concretamente en la interacción entre los herbívoros y los recursos vegetales en entornos que cambian estacionalmente, como las sabanas africanas.

3 de octubre de 2022

Actores locales e institucionales son capacitados para determinar el estado de ecosistemas forestales afectados por incendios

Actores locales e institucionales son capacitados para determinar el estado de ecosistemas forestales afectados por incendios

Actores locales e institucionales son capacitados para determinar el estado de ecosistemas forestales afectados por incendios

Por: Carla Pinto Herrera/FCBC

“Debemos mirar más de cerca” concluyó Huáscar Azurduy, responsable de la Unidad de Conservación y Recuperación de la FCBC, mientras daba su resumen final luego de tres días llenos de aprendizajes prácticos y vivenciales en el curso “Lineamientos técnicos para determinar el estado actual de ecosistemas forestales afectados por incendios y el planteamiento de estrategias de restauración”. Y es que, de acuerdo con Azurduy, para comprender las afectaciones post incendios, el trabajo de campo es fundamental y necesario, “es como hacer un zoom al bosque”.

Precisamente, el curso técnico desarrollado del 13 al 15 de septiembre, organizado por la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC), el Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales de la Universidad Autónoma del Estado de México (ICAR-UAEM) y la Asistencia Técnica Internacional de la Unión Europea (ATI UE), fue una experiencia teórica y de campo que hizo que más de 15 participantes de diferentes áreas protegidas y municipios de la ecorregión del Bosque Seco Chiquitano, y, miembros de equipos técnicos institucionales y del sector público, puedan fortalecer y desarrollar capacidades para la evaluación de la respuesta ecológica del bosque luego de un incendio forestal.

Fotos: La primera jornada del curso combinó espacios expositivos y de diálogo.

Ángel Endara, investigador del ICAR-UAEM y facilitador del curso, mencionaba en el primer día que una variable para comprender la salud del bosque es su estructura horizontal, es decir, determinar la cantidad de árboles y sus tamaños es una forma de saber si el espacio natural es saludable o no. Bajo ese precepto y luego de un primer día con exposiciones otorgadas por Huáscar Azurduy (FCBC), Antonio García (ICAR-UAEM), Abigail Luna (ICAR-UAEM), Ángel Endara (ICAR-UAEM) y Luis Olguín (ATI UE), quienes hablaron acerca de la respuesta de los bosques secos a los incendios forestales, cartografía y GPS, evaluación de fauna silvestre, estado de conservación del bosque y nociones y lineamientos del manejo integral del fuego, los participantes se distribuyeron en 3 grupos para recoger datos en el contexto real: espacios boscosos quemados y no quemados.

Optimizando el espacio en el que se desarrolló el curso, el Centro de Estudios del Bosque Seco Tropical Alta Vista, centro de la FCBC ubicado en el municipio de Concepción, los grupos (cada uno liderado por representantes de la UAEM y guiados por monitores ambientales del Centro Alta Vista) realizaron parcelas de muestreo de 50×20 m en áreas boscosas que había sufrido afectaciones por incendios y otras que no. En ese sentido, los participantes pudieron liderar procesos de colecta de datos y también aunar esfuerzos para la identificación de biodiversidad, lo cual también representó un proceso de enriquecimiento e intercambio de saberes locales y técnicos.

Tasaá, curupaú, momoqui, jichituriqui, morado, tipa, cari cari, toborochi, picana entre muchos otros más, eran nombres de árboles que se iban dictando mientras los equipos de trabajo se adentraban al bosque e iban registrando la información necesaria: el diámetro, la altura, cantidad de plántulas, cantidad de árboles quemados, árboles muertos, registro de avistamiento de fauna o sus rastros y otras categorías más sería la información que permitiría determinar la salud del bosque y tener resultados preliminares para análisis conjunto.

Fotos: Registro de información en campo durante la segunda jornada del curso.

Victor Hugo Chávez Arteaga, guardaparque de la Unidad de Conservación del Patrimonio Natural Santa Cruz La Vieja, destacó que lo más novedoso fue saber más acerca de las especies de árboles y enriquecerse con la experiencia de otros colegas. Aunque la colecta de información es muy detallada para este tipo de evaluación, lo que requiere muchas horas de trabajo de campo y precisión, Chávez expresó que cuando se trata de bosque, el tiempo no interesa, porque saben a qué están entrando al monte y que va a ser muy beneficioso cuando se logre dar los datos más precisos.

Luego de un segundo día lleno de experiencias de campo, los equipos de trabajo se reunieron para analizar y sistematizar la información de manera estadística, lo que permitió que, en el tercer y último día, se concluya en un diálogo con resultados preliminares reales. Algo que llamó mucho la atención dentro de los resultados compartidos, a consideración de Ángel Endara, fue el evidenciar que después de 3 años de sufrir un incendio categorizado como “leve” (las áreas boscosas afectadas en Alta Vista datan del 2019, y, luego de investigaciones, fue categorizado como incendio leve-moderado), el tener cerca del 15% de afectación en fustes de varias especies, significa que es un bosque altamente vulnerable ante los incendios.

En ese sentido, estos datos, aunque preliminares, refuerzan la idea de que los Bosques Secos Tropicales (BST), entre los cuales se encuentra el Bosque Seco Chiquitano, son “altamente frágiles y vulnerables a los contextos de transformación actual y a escenarios de intensificación de las sequías y fuegos” como se lo enuncia en la declaración de prioridad de conservación de los Bosques Secos Tropicales en Sudamérica de la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN), aprobada el 2021.

Foto: Dentro de una parcela de trabajo en el Centro de Estudios del Bosque Seco Tropical Alta Vista (CEBST AV).

Al culminar este curso, Luis Olguín, experto principal en Bosques, Biodiversidad y Áreas Protegidas de la ATI UE, señaló que lo más destacable para él es que se puede generar sinergias, ya que, “en temas de incendios se tiene que trabajar juntos, aunar esfuerzos, para que sea beneficioso para comunidades y ecosistemas”. Para Azurduy, cuando se habla de conservación, a veces se pierde el enfoque de esa necesidad de trabajar con la gente; sin embargo, este curso era una oportunidad de trabajo con y para los representantes locales, quienes no solo aprendieron nuevas técnicas, sino que también enseñaron y enriquecieron sus capacidades con el intercambio grupal.

Fotos: Último día del curso, donde primó el intercambio de experiecia a través de análisis de resultados preliminares.

La experiencia contó con la participación de personas del Área Natural de Manejo Integrado (ANMI) y Parque Nacional Kaa Iya, ANMI San Matías, UCPN Santa Cruz La Vieja, ANMI Laguna Marfil, comité cívico de San Ignacio de Velasco, representante del municipio de San Rafael de Velasco, Brigada de Bomberos Forestales de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (BRIFOR-UAGRM), Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Ministerio de Medio Ambiente y Agua de Bolivia (MMAyA) y del equipo de Alta Vista (FCBC).

Foto: Participantes y organizadores al culminar el curso (afuera de la casona del CEBST AV).

16 de septiembre de 2022

Chiquitania en emergencia

Chiquitania en emergencia

Chiquitania en emergencia: Incendios forestales, municipios declarados en desastre y la crisis ambiental.

Los incendios en el municipio de Roboré continúan afectando comunidades y al patrimonio natural. 

Fotografías y texto: Claudia Belaunde.

Tras 7 días de incendios, el municipio de Roboré se declaró en desastre, los recursos destinados a la atención y respuesta a la emergencia se agotaron, y mientras el fuego avanzaba hacia comunidades y dentro del área protegida, solicitaron apoyo. Las brigadas comunales están agotadas, los guardaparques llevan días sin descanso, y la logística no abastece para poder movilizar a quienes continúan dando hasta lo último para defender sus comunidades y la naturaleza.

Juanito Cuellar, junto con voluntarios, limpia el terreno para evitar que el fuego afecte una bomba de agua.  

“Nos quedamos toda la noche protegiendo este sector, espero que haya funcionado” dice Juanito Cuellar, líder de la brigada comunal de Santiago de Chiquitos. Y es que él, junto a un grupo de voluntarios, intentaban proteger la cascada Potrenoma, una caída de agua del municipio de Roboré que se encuentra dentro del Área Protegida y Unidad de Conservación del Patrimonio Natural “Valle de Tucabaca”. Cuando intentaron retornar al punto de trabajo, el fuego, avivado por los fuertes vientos y una intensa sequía, avanzó sin dar oportunidad, cerrando las vías de acceso, sólo quedaba aguantar hasta que la zona sea segura, y ver si el esfuerzo de días de trabajo había dado resultado. Entre lágrimas, Juanito afirma que todo esto lo hace por honrar la memoria de su padre y madre: “Ellos nos heredaron toda esta naturaleza, esta bendición y creación de Dios, y lo mejor que puedo hacer es honrar su esfuerzo y compromiso defendiéndola”.

Incendio en Quitunuquiña.

Quitunuquiña, una pequeña comunidad agrícola y con manejo forestal, en el límite de Tucabaca, no sabe lo que es descansar hace días. Las llamas, que se ven en el horizonte, tienen movilizados a hombres, mujeres y niños, que, con el apoyo de bomberos de la gobernación, van protegiendo su comunidad. Pasan noches sin dormir, vigilando e intentando que el fuego no llegue a los límites de la comunidad o que salga hacia la carretera bioceánica. “Estuvimos trabajando toda la noche junto con los comunarios, no teníamos relevo, trabajamos hasta las 10 de la mañana, se acabó el agua y la energía, la meta era frenar y evitar que el fuego llegue a la carretera nuevamente” asegura Víctor Hugo Sánchez, instructor y bombero forestal de DIRENA del gobierno departamental de Santa Cruz.

Alcides Poiquí, bombero de la brigada comunal de Quitunuquiña, toma un descanso mientras se planifican las tareas de combate al fuego.

Soldados del regimiento Vergara reciben asistencia médica tras estar en el fuego y humo por horas.

Un día antes, Hugo y su equipo, junto a voluntarios, frenaron las llamas antes de que ingresen a Aguas Calientes. Tan sólo 2 kilómetros faltaron para que el fuego afecte los hoteles y viviendas de esta comunidad turística. La carretera bioceánica quedó cerrada por horas, mientras los trabajos de mitigación continuaban por parte de soldados del ejército boliviano.

Bomberos intentando controlar el incendio sobre el corredor bioceánico Bolivia – Brasil.

En el sector del Valle de Tucabaca, los guardaparques trabajan para evitar que el fuego ingrese y afecte aún más el área protegida. La jornada comienza temprano y termina avanzada la noche. Tienen que caminar por 3 horas, en la serranía, para acceder al punto donde se encuentran las llamas. Bajando y subiendo quebradas de hasta 400 metros, el cuerpo de protección controló la zona tras 10 días de operaciones, para luego continuar sin descanso en otro sector con ayuda de la brigada comunal y voluntarios locales.

El cuerpo de protección de la UCPN – AP Valle de Tucabaca sólo tiene una camioneta y una motocicleta para atender y proteger las 264 mil hectáreas que conforman el área protegida. La FCBC brindó apoyo logístico y de suministros con un vehículo para la atención de la emergencia.

La Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano, ante la emergencia y pedido de las comunidades del municipio de Roboré, se trasladó y colaboró con apoyo logístico y técnico. Desde el Observatorio del Bosque Seco Chiquitano, se envían datos y alertas en tiempo real sobre los focos de calor, superficies afectadas y meteorología. El personal en campo transportó brigadas, insumos urgentes e hizo relevamiento de imágenes mediante drones para que las operaciones de los bomberos forestales, cuadrillas comunales y voluntarios sean precisas y seguras.

La chiquitania continúa en emergencia, mientras el fuego afecta a más municipios y áreas protegidas nacionales, departamentales y municipales.