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Especialistas de la FCBC contribuyen al conocimiento científico con un estudio entre la relación de la fragmentación del bosque, sequías e incendios forestales en el departamento de Santa Cruz

Especialistas de la FCBC contribuyen al conocimiento científico con un estudio entre la relación de la fragmentación del bosque, sequías e incendios forestales en el departamento de Santa Cruz

Especialistas de la FCBC contribuyen al conocimiento científico con un estudio entre la relación de la fragmentación del bosque, sequías e incendios forestales en el departamento de Santa Cruz

Expertos de la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC), en cooperación con investigadores del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea y el Instituto Pirenaico de Ecología de España (IPE-CSIC), realizaron un estudio científico, donde se demuestra que la fragmentación de los bosques en combinación con las sequías  y la multiplicación de quemas originadas por acción humana, hacen que el fuego se expanda progresivamente hacia el interior del bosque, lo que significa que se incrementan las posibilidades de incendios forestales, como los ocurridos en el 2019.

Oswaldo Maillard, Roberto Vides, Marcio Flores, Roger Coronado, Huáscar Azurduy, Ruth Anívarro y Rosa Leny Cuellar de la FCBC, junto con Sergio Vicente y Peter Vogt, fueron los especialistas que analizaron la relación entre la fragmentación de los bosques, la sequía meteorológica y la distribución espacial de los incendios forestales ocurridos en el departamento de Santa Cruz en el año 2019.

Para dicho estudio, primeramente se identificaron los fragmentos de bosques en siete rangos de clases de tamaños a nivel departamental, desde los inferiores a las 20 hectáreas, hasta los mayores a las 2 millones hectáreas, luego, con la sobreposición de las cicatrices de quemas de estos fragmentos, se evidenció que el 61,9% del área total quemada ocurrió en  fragmentos grandes de bosques (mayores a 2 millones de ha); sin embargo, una mayor  cantidad de fragmentos relativamente pequeños de bosque (inferiores a 20 ha) fueron afectados por los eventos de fuego.

Otro de los resultados concluyentes fue que las zonas con mayor actividad humana y los bordes de los bosques fueron los más afectados por los incendios forestales. Por ejemplo, en un rango de 5 km hacia el interior del bosque, los incendios impactaron principalmente en los primeros 500 m, y en un rango de 1 km, fueron los primeros 100 m.

El estudio demuestra que la fragmentación de los bosques en combinación con las sequías  y la multiplicación de quemas originadas por acción humana, hacen que el fuego se expanda progresivamente hacia el interior del bosque, lo que significa que se incrementan las posibilidades de incendios forestales, como los ocurridos en el 2019.

Por otro lado, otro de los resultados evidencia que hay una tendencia de aumento en la severidad de las sequías a través de los años, demostrado en el incremento de la frecuencia e intensidad de este fenómeno en la mayor parte del departamento cruceño entre 1980 y 2019. Esta tendencia indica que eventos de incendios forestales como los del 2019, podrían repetirse en el futuro.

Una de las recomendaciones del estudio, en base a los hallazgos de la relación entre la fragmentación de bosques y la probabilidad de incendios, es la necesidad de realizar una revisión de la reglamentación vigente en los Planes de Ordenamiento Predial (POP) que norma las métricas de configuración de los fragmentos de bosques (cortinas rompe vientos, franjas de servidumbres ecológicas, bloques de bosque en áreas agropecuarias), para ser readecuadas como medidas preventivas y coherentes con la vulnerabilidad al fuego que adquiere el bosque al ser deforestado y/o fragmentado.

Lee el artículo científico completo a través del siguiente enlace: https://www.mdpi.com/1999-4907/11/9/910/htm (Este artículo se encuentra en inglés)

 

Los resultados de este trabajo son parte de una serie de investigaciones realizadas por el Observatorio del Bosque Seco Chiquitano (OBSCh) de la FCBC, en el marco del proyecto ECCOS, financiado por la Unión Europea.

Reporte Anual 2019

Reporte Anual 2019

Reporte Anual 2019

La FCBC cumplió 20 años de existencia en septiembre del 2019. Esta fecha significativa nos ha permitido evaluar el impacto que durante todos estos años ha tenido el trabajo institucional en el Bosque Chiquitano en los campos de la conservación de la biodiversidad y el desarrollo sustentable. El 2019 fue un año también de crisis y cambios en la región y el país. Los incendios forestales y los sobresaltos sociales y políticos marcaron la gestión institucional. En este Informe Anual hacemos un resumen de las acciones realizadas y los resultados alcanzados.

Reporte SRI Enero 2020

Reporte SRI Enero 2020

Reporte SRI Enero 2020

En el marco del Programa de Estudios del Bosque Seco Tropical de FCBC, el Centro de Estudios Alta Vista viene trabajando desde el año 2018 en la consolidación de un mecanismo que registre información del predio de manera permanente y en el largo plazo. Este mecanismo se ha denominado Sistema de Registro de Información (SRI), el cual en el largo plazo permitirá cruzar la información para entender aspectos vinculados a cambios en el clima, detectar periodos de sequias, pulsos en la dinámica de la fauna, ritmos de floración y fructificación, efectos del cambio del clima sobre polinizadores como las abejas nativas, etc.

El presente Reporte tiene el objetivo de difundir registros mensuales del SRI sin entrar a análisis profundos que son parte de otro nivel de indagación. Por este medio, el Programa de Estudios del Bosque Seco Tropical pretende comunicar y compartir información con aliados, actores e interesados. Asimismo, este reporte permitirá al Centro, tomar decisiones para el mejor manejo de los recursos naturales tales como agua, bosque, biodiversidad.

 

Incendios 2019

Incendios 2019

Incendios 2019

Acciones de FCBC durante la crisis, respuesta humanitaria e iniciativas actuales para la recuperación

Como nunca, el Bosque Chiquitano estuvo en primer plano ante los ojos del mundo, no por su riqueza en biodiversidad o sus cualidades únicas de conservación, sino a causa de un desastre con costos ambientales, económicos y sociales incalculables. La Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano – FCBC en conjunto con diversos organismos y donaciones privadas beneficiaron alrededor de mil familias en siete municipios afectados por los incendios. Los acuerdos para desarrollar acciones interinstitucionales para la recuperación de las zonas afectadas aún continúan.

Afrontar una crisis no es sencillo, más aún si esta se traduce en un mega incendio que termina devorando 3.9 millones de hectáreas del último gran bosque seco tropical de Sudamérica. El efecto dominó de un año altamente seco, una helada fuera de lo común, mucha actividad y asentamientos humanos en lugares fuera de lo habitual fueron algunos de los elementos que confluyeron en un desastre natural sin precedentes a nivel de todo el país.

El fenómeno descomunal vivido en la Chiquitanía el año pasado no solo desnudó prácticas nocivas con el medioambiente, sino que también, develó un sentido de impotencia en los organismos que trataban de ayudar y en toda la población sensibilizada por el descontrol de la situación.

La realidad en llamas que se vivió entre agosto y noviembre del año pasado demandaba ayuda inmediata. La cantidad de personas y de algunos financiadores que deseaban ayudar a través de donaciones, impulsaron a que la fundación, de manera extraordinaria, dispusiera de dos cuentas bancarias para recibir fondos de terceros en efectivo y facilitara sus instalaciones para acopiar las donaciones en especie. Estas donaciones se tradujeron en artículos de primera necesidad, equipamientos y otros, que se gestionaron a través de los Comités de Gestión de Áreas Protegidas, gobiernos municipales y comunidades de la región.

La realidad en llamas que se vivió entre agosto y noviembre del año pasado demandaba ayuda inmediata. La cantidad de personas y de algunos financiadores que deseaban ayudar a través de donaciones, impulsaron a que la fundación, de manera extraordinaria, dispusiera de dos cuentas bancarias para recibir fondos de terceros en efectivo y facilitara sus instalaciones para acopiar las donaciones en especie. Estas donaciones se tradujeron en artículos de primera necesidad, equipamientos y otros, que se gestionaron a través de los Comités de Gestión de Áreas Protegidas, gobiernos municipales y comunidades de la región.

Estos momentos también estuvieron acompañados de la disposición excepcional de recursos propios mediante una orden ejecutiva de emergencia. El apoyo del equipo técnico, administrativo y el desplazamiento logístico con equipamiento de la FCBC, en combinación con otros actores, llegaron a prestar ayuda a zonas damnificadas y grupos que intervinieron en sofocar los incendios. Esta intervención institucional inicial y las donaciones recibidas de terceros[1] fueron canalizadas principalmente a los municipios de Roboré y Concepción a través de la provisión de equipamiento y uniformes, alimentos no perecederos, alimentos frescos para ollas comunes, agua e hidratantes, motobombas, tanques de agua y mochilas especiales contra incendios.

[1] Donantes: Carmen Mateu, Water Thru Skin, Residentes japoneses de la comunidad Okinawa 3, Earth Advocates Association, GoFundMe, Luis Alberto Gutierrez, Suzanne Kruyt, Grupo Super Paceños, GOOWILL, Giancarla Barrero, Grupo Ciruelos 91 y amigos, Álvaro Mendoza, Grupo Nelson Pacheco, Comunidad Croata, Laboratorios Bagó y Grupo Celita Lijeron.

Otro de los aportes importantes durante la crisis fueron los reportes satelitales del Observatorio del Bosque Seco Chiquitano mediante el visor en línea cartográfico que proveía información actualizada en tiempo real de los focos de calor, análisis de información de áreas quemadas, niveles de severidad de quema y áreas de mayor riesgo de incendios. Estos datos fueron utilizados como referencia para la toma de decisiones por técnicos municipales, bomberos, guardaparques y autoridades locales, departamentales y nacionales.

 “Literalmente no teníamos agua”

Otra manera en que la FCBC canalizó ayuda fue a través del diseño y ejecución de proyectos con fondos externos de emergencia. Con el financiamiento del CISU/Danish Emergency Relief Fund (DERF) se dotó tanques de agua a comunidades de los municipios de San Miguel y San Rafael de Velasco, beneficiando alrededor de 341 familias. “Literalmente no teníamos agua”, comenta el alcalde de San Rafael, Julio Alvis, al relatar las dificultades que sobrevinieron durante este periodo y los desafíos que todavía les toca afrontar en los meses venideros.

Además, se proveyó semillas tradicionales (maíz blando y duro, arroz, frejol, maní, plátano, yuca y otros) para la restauración de cultivos de subsistencia y huertas escolares de las unidades educativas en comunidades de Santo Corazón (municipio de San Matías) y de los municipios de San Miguel y San Rafael de Velasco.

Por otro lado, se coordinó con miembros de la Plataforma Alas Chiquitanas para la donación de tanques de 900 litros a 7 comunidades de Concepción y a 30 familias del municipio de San Rafael que no contaban con recipientes para recibir agua de los camiones cisternas municipales. Mientras que, gracias al fondo CARITAS Suiza, 305 familias de 17 comunidades recibieron paquetes de alimentos secos y artículos de higiene; además se instaló sistemas de cosecha de agua en las unidades educativas o casas comunales en Concepción, San Ignacio, San Javier y Lomerío.

¿Y ahora qué?

La FCBC, colabora con la Gobernación de Santa Cruz para aportar en el diseño del Plan Integral de Restauración de la Chiquitania, tanto del Bosque Seco Chiquitano, como del Chaco, el Cerrado y el Pantanal, fuertemente afectados por los incendios. Este plan apunta a recuperar los medios de vida de las poblaciones que sufrieron los fuegos, mejorar el sistema de alerta temprana y de lucha contra los incendios, incorporar el enfoque de gestión de riesgo en la planificación y acciones de los organismos del Estado, especialmente el departamental y municipal, restaurar y proteger las funciones ambientales de los ecosistemas naturales y el patrimonio cultural deteriorado.

De esta manera, la FCBC está actuando a tres niveles de acción: 1. apoyar en el diseño e implementación del Plan Intergral de Restauración aportando información, conocimiento y resultados del monitoreo a través del Observatorio del Bosque Chiquitano, 2. Fortalecer las estrategias de gestión de riesgos incorporados a los planes territoriales de desarrollo integral de los municipios que así lo requieran y 3. Promoviendo, financiando e implementando proyectos específicos de recuperación y restauración en comunidades, áreas protegidas, microcuencas, sitios de patrimonio cultural, coayuvando a los esfuerzos de múltiples organizaciones locales, nacionales e internacionales, así como las autoridades del gobierno central, departamental y municipal.

Piensa Verde destinará el primer ciclo de recaudaciones a la Chiquitania

Piensa Verde destinará el primer ciclo de recaudaciones a la Chiquitania

Piensa Verde destinará el primer ciclo de recaudaciones a la Chiquitania

Piensa Verde permitirá también que empresas y personas se sumen a esta causa, con aportes monetarios para financiar proyectos de conservación, con proyectos de voluntariado o apoyo institucional. Se articularán en una plataforma distintos actores, a nivel individual e institucional, a través de una nueva manera de comprometerse con la conservación.

Conservation Strategy Fund (CSF), Conservación Internacional (CI), Wildlife Conservation Society (WCS), Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC), la Asociación Boliviana para la Investigación y Conservación de Ecosistemas Andino-Amazónicos (ACEAA) y la Fundación para el Desarrollo del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (FUNDESNAP) son las ONGs medioambientalistas que forman parte de la Plataforma, junto a Fundación VIVA, Laboratorios Bagó de Bolivia S.A., Farmacorp, el Banco de Crédito de Bolivia BCP y la Embajada Británica.

PIENSA VERDE, a través de un modelo innovador y pionero en nuestro país, busca construir alianzas entre distintos sectores de la sociedad boliviana que estén comprometidos con la conservación de nuestros bosques, áreas protegidas y especies, recaudando fondos, tanto del sector privado empresarial, como de la población boliviana en general. Tiene como fin difundir la necesidad de conservar el medio ambiente, incrementando el grado de conciencia e información sobre la misma; a tiempo de apoyar financieramente a proyectos destinados a la conservación de un modo eficiente.

 

La Plataforma pretende visibilizar el vínculo que existe entre las personas que viven en las ciudades con nuestros bosques, áreas protegidas y especies Este puente tendrá como uno de sus pilares principales mejorar el nivel de información y conocimiento sobre el impacto que genera la deforestación en nuestra vida cotidiana, nuestra salud y nuestra economía, a fin de demostrar la fuerte dependencia que tenemos con el medio ambiente y su calidad. El segundo pilar estará vinculado a procesos de recaudación de fondos, para contribuir financieramente a proyectos de conservación que permitan garantizar el acceso al agua, la calidad del aire y el acceso a otros recursos y servicios que nos ofrecen los bosques.

Las empresas y personas podrán ser parte de esta plataforma y hacerse #FansDeLaNaturaleza a través de aportes monetarios y/o en especie, participando de proyectos de voluntariado y ofreciendo apoyo institucional. Además, PIENSA VERDE busca contribuir a que el país alcance los compromisos ambientales establecidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible promovidos por Naciones Unidas, en particular al ODS 15: Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad, los cuales se han visto más lejanos aún con los incendios de 2019, en los cuales 5.3 millones de hectáreas se quemaron en todo el país.

De las 5.3 millones de hectáreas de bosque que desaparecieron a consecuencia de los incendios, 3.9 corresponden al Departamento de Santa Cruz y 1.2 millones al Beni, por esta razón, la primera convocatoria para la presentación de proyectos, que recibirán el apoyo de la Plataforma PIENSA VERDE se enfocará en la Chiquitanía.

En este sentido, por sus más de 20 años de experiencia en esta región y al ser uno de los miembros del comité consultivo de la iniciativa, la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC) aportará con todas sus capacidades  técnicas y humanas para asegurar la ejecución eficiente de los recursos recaudados para la conservación y restauración de la biodiversidad y medios de vida en la Chiquitania.

El lanzamiento de la plataforma se realizó en el Hotel Los Tajibos con la presencia de representantes de todas las ONGS miembros de la Plataforma, altos ejecutivos de las empresas que conforman la misma e influencers relacionados con el sector medioambiental, así como autoridades locales y nacionales, las cuales manifestaron su preocupación y compromiso con la causa.

CÓMO SUMARSE A PIENSA VERDE 

Las personas que quieran donar pueden ingresar a www.piensaverdebolivia.org y haciendo un click en el botón de donación podrán escanear un código QR con el cual su donativo será inmediato o a través de las plataformas del BCP que están habilitadas para recibir donativos en todas sus modalidades incluyendo sus cajeros tradicionales y la App de banca móvil.

Las empresas que quieran ser miembros de la plataforma serán certificadas por la misma y podrán comprometer apoyo monetario anual e institucional, ingresando al sitio web www.piensaverdebolivia.org o contactándose a info@piensaverdebolivia.org

20 años de la FCBC

20 años de la FCBC

20 años de la FCBC

Conmemoramos nuestro vigésimo aniversario apoyando la publicación de dos libros de calidad gráfica y científica sobresalientes, que ademas de poner en valor la riqueza natural de la Chiquitania y nuestro país, brindan esperanza para seguir trabajando con más esfuerzo por la restauración y conservación del Bosque Chiquitano

20 años transcurridos desde que la Fundación fue creada por la iniciativa y compromiso de organizaciones y personas líderes, visionarias, capitalizando una oportunidad única, en un contexto único y quizás irrepetible: la construcción del gasoducto río San Miguel – San Matías, convenciendo y comprometiendo a las empresas privadas en mirar al bosque Chiquitano más allá del concepto y la práctica de las compensaciones ambientales.

Creada primero como un Programa que fue administrado por la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre WCS y con el valioso soporte técnico de la Fundación Amigos de la Naturaleza, el Jardín Botánico de Missouri y la Fundación Amigos del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado, inició su camino. Luego, se sumó de manera constructiva y comprometida a la gobernanza institucional la Universidad Nur, fortaleciendo con una visión académica a la misión de la Fundación.

Los desafíos fueron múltiples: por un lado, dar respuesta a –ya en aquellos momentos- las principales amenazas que se cernían sobre el bosque Chiquitano, el Cerrado y el Pantanal: el gasoducto, el corredor bi-oceánico, la ilegalidad en el aprovechamiento forestal, el fuego, la expansión de la frontera agropecuaria y el impacto ya notorio del cambio climático.

Buscando integrar a todos los actores, la Fundación comenzó a transitar un complejo camino con el doble propósito de cumplir la misión de conservación en el territorio Chiquitano y construir institucionalidad.

La evolución de un programa a una Fundación…a una institución por sí sola, constituyó un enorme desafío que, finalmente, permitió establecer las bases financieras y técnicas para su desarrollo al largo plazo.

Pero no todos conocen este largo camino de la Fundación. No todos saben del programa de ayuda médica a comunidades indígenas altamente vulnerables que, por varios años, atendía las necesidades de salud de chiquitanos, ayoreos, campesinos y que salvó muchas vidas con sus vuelos de evacuación. O de la primera titulación de tierras a más de 20 comunidades indígenas chiquitanas en San Miguel de Velasco, en la cual la Fundación cumplió un rol clave financiando y articulando a la central indígena, al gobierno municipal y al INRA. O del programa de agua, que permitió dotar a miles de familias chiquitanas de fuentes seguras para su consumo. ¿Esto es conservación de la naturaleza? Muchos se preguntaban…sí, por supuesto…cómo hablar de conservación cuando existen estas necesidades sociales urgentes.

Pero, para dar soluciones sociales de largo plazo, irremediablemente debemos centrar nuestra mirada hacia la naturaleza:  la verdadera base de las soluciones a nuestras necesidades de agua, alimento, salud, economía, adaptación y desarrollo sustentable.

Por ello es fundamental recordar dos hitos significativos en la conservación de la naturaleza en el cual la Fundación estuvo plenamente involucrada desde sus inicios: el primero la creación de la primera área protegida municipal de Bolivia: Tucabaca que, con su más de cuarto de millón de hectáreas de bosque chiquitano, cerrado, paisajes espectaculares, patrimonio cultural y fuente inagotable de agua, constituye un ejemplo de participación social en la defensa de un territorio y sus recursos naturales.

El segundo lo representa la Almendra Chiquitana. Una idea casi a vuelo de pájaro, permitió desarrollar una cadena de valor basada en un recurso silvestre presente en la Chiquitania y que hoy es una esperanza para la economía de mujeres indígenas y campesinas de la región.

No voy a detallar los más de 400 proyectos que la Fundación ha financiado o co-financiado en estos 20 años, sólo quiero destacar que en todos ellos hubo una genuina intención de hacer lo mejor posible, de poner todo el esfuerzo, la dedicación, la mística y las capacidades intelectuales y técnicas de un equipo comprometido en lograr sus objetivos y que cada una de estas iniciativas produjo, en mayor o menor grado, un cambio en las personas y en el territorio.

Sin embargo, paradójicamente, a casi 20 años en que la Fundación diseñó el primer plan de conservación y desarrollo sostenible del Bosque Chiquitano, Cerrado y Pantanal, … hoy, por primera vez, debemos construir un plan para la restauración.

Pero ello no nos debe desalentar, todo lo contrario, nos debe poner aún más en alerta y decididos en conformar alianzas sólidas entre todos los actores en la Chiquitania, la sociedad civil, las autoridades, los privados, la cooperación internacional y la sociedad de Santa Cruz y el país, para defender el bosque en pie, el bosque que aún queda como patrimonio único, el bosque seco tropical más grande y – a pesar de la tragedia de los incendios- aún mejor conservado del mundo.

Por eso, la presentación de estos dos libros constituye un verdadero homenaje a la biodiversidad del bosque Chiquitano y de Bolivia, a lo que existe y que no debemos dejar que se pierda.

La guía de las pasifloras elaborada meticulosamente y con un alto nivel profesional por Hermes Justiniano, diría el principal líder visionario para que esta Fundación exista, será una contribución de gran valor para conocer y reconocer en el campo esta maravillosa familia de plantas, cuyo nombre en latín surge del imaginario de los misioneros en América, que creyeron ver en estas flores, los elementos del sufrimiento de Cristo y que por ello Carlos Linneo en 1753 la bautiza como Flos passionis o flor de la pasión.

El libro Retratos de Familia, es un extraordinario compendio de fotografías de la fauna de Bolivia desarrollado por dos eximios fotógrafos: Daniel Alarcón y David Grunbaum, con una técnica innovadora y pocas veces vista, salvo en las mejores publicaciones de Joel Sartore en la National Geographic, y no es casualidad que este famosísimo fotógrafo americano realice el prefacio de esta publicación.

Qué mejor homenaje a la biodiversidad de la Chiquitania, a la naturaleza de Santa Cruz y al patrimonio natural de Bolivia y el mundo…y a los 20 años de la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano.

Roberto Vides Almonacid
Director Ejecutivo