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Vestimenta reforzada

Vestimenta reforzada

Vestimenta reforzada

Penoco

Samanea tubulosa

Claire A. Montaño

Si estuvieras en peligro quizá lo primero que intentarías hacer sería huir, pero tan básica reacción es misión imposible para cualquier árbol. Es por eso que, sus cuerpos tienen que valerse de una serie de estrategias, tanto físicas como químicas, para sobrevivir, porque tarde o temprano los problemas suelen llegar.

Un claro ejemplo es este lindo “Penoco” (Samanea tubulosa), una legumbre arbórea que, a primera vista deja notar su cuerpo bastante reforzado. Desde la base del tronco hasta las ramas más pequeñas están cubiertas de una corteza tan engrosada que, parece corcho, pero no lo es. Esta rugosa vestimenta le ha servido para poder enfrentarse a una serie de enemigos que van desde diversos insectos hasta eventos como los incendios que cada vez son más agresivos en ecosistemas de la Chiquitania y que se convierten en un infierno que “Penoco” puede llegar a tolerar, según la intensidad.

Esta protección tan oportuna la desarrolla desde sus pocos meses de vida (etapa frágil), amortiguando a temprana edad pisadas de distintos animales e incluso la de los humanos, logrando la especie salir airosa hasta consolidarse como todo un árbol frondoso presente en el paisaje urbano chiquitano y sus alrededores.

Motacú

Motacú

Motacú

Motacú

Attalea phalerata

Claudia Belaunde

El “Motacú” es una palmera que, puede crecer en los bosques húmedos tanto como en las quebradas y bajíos del Bosque Seco Chiquitano. Su fruto se consume al natural, la pulpa es rica en vitamina A y se cocina para poder consumirla. De las semillas se puede extraer aceite de uso medicinal y cosmético para fortalecer el cabello.

 

Por otro lado, sus hojas también son usadas, por ejemplo, para techar viviendas en construcciones rurales o para tejer canastos o recipientes. Es de gran utilidad para el ganado vacuno por sus frutos nutritivos. Algo que se debe destacar de esta especie es que, puede sobrevivir a los incendios forestales. Presenta gran importancia para el Bosque Seco Chiquitano como refugio y alimento para la fauna silvestre.

Un poco de color en tiempos secos

Un poco de color en tiempos secos

Un poco de color en tiempos secos

El Valle de Tucabaca, con sus particulares valores naturales como paisajes, bosques, caídas de agua y fauna local, fue constituido legalmente, después de largos procesos, como Unidad de Conservación del Patrimonio Natural y Área Protegida Tucabaca del departamento de Santa Cruz. En esta reserva, las serranías en especial protegen las cabeceras de la principal cuenca de la región, y juegan un papel extremadamente importante para los ciclos del agua, su generación y distribución en la región.

Caminar sobre las serranías, permite apreciar muchos de los valores que tiene el Valle para compartir, para apreciar y para enamorar. Cuando las lluvias disminuyen y el paisaje se viste de colores ocres o cafés en tiempo de sequía, existen algunas especies de flora que, florecen de manera vistosa aportando colores muy llamativos al entorno opaco. Como, por ejemplo, el particular “jarajorechi” que existe únicamente en esta región del mundo. Flores similares pueden encontrarse en otros lugares, pero la especie que aquí se encuentra es particular de la zona y genera un tapiz natural de color único y nada común que, engalana los paisajes de esta reserva de vida silvestre tan importante en la región.