A simple vista se puede observar un “Motacú” (Attalea phalerata) y un “Bibosi palomo” (Ficus eximia), pero ¿hay más especies aquí? ¡Claro que sí! Pequeñas plantitas, hongos, insectos, seres microscópicos y cosas totalmente imperceptibles para el ojo promedio en un solo e increíble lugar, a todo este conjunto de vida lo llamaremos “forófito”.

“Forófito”, este nombre de fácil pronunciación pero no muy común de escuchar, tiene un origen interesante, foro significa portador y fito significa planta, en resumidas cuentas, lo que estamos viendo se trata de una planta portadora de vida, un gran “Motacú” portador de vida, como si se tratara de un edificio lleno de habitantes que están interactuando entre sí, pidiéndose favores y dando ayuda a la vez, así, todos los seres y cosas que mencionamos anteriormente generan y consumen humedad, se alimentan, forman recursos y entregan material para que otras formas de vida también vivan, valga la redundancia, de ellos.

¡Qué bonito es encontrar un montón de vida con relaciones diferentes en un solo espacio físico! Deja de ser un simple “Motacú” con su “Bibosi”, para ser un gran “forófito” donde la vida nace y muere todo el tiempo.

Simplemente genial…

El “Usuyú” se encuentra en las serranías del bosque chiquitano y también en bosques amazónicos. Presenta fruto comestible además sus glándulas nectaríferas, sus hojas cerúleas y un hábito rupícola (que crece en rocas) con adaptaciones en sus ramas para no quemarse, la hacen una especie tremendamente llamativa. Puede sobrevivir después de los incendios si es que, ha llegado a desarrollar gran cantidad de corteza corchosa. En el Bosque Seco Chiquitano es una importante fuente de alimento para la fauna silvestre e importantes polinizadores del bosque.

Pancho Ri es un árbol que, crece rápidamente y sobrevive a varios tipos de hábitats

Es un árbol ornamental, sin embargo, en el pueblo Santiago de Chiquitos su fruto seco es utilizado como parte de la vestimenta de los chiquitanos para sus danzas típicas. Por otro lado, el látex que presenta el árbol y sus semillas se las han considerado venenosas ya que, las semillas contienen glucósidos que actúan como estimulantes cardíacos. Aunque es utilizada en medicina popular localmente, su empleo es muy peligroso.

¡Qué delicia son las frutas silvestres! Tienen ese encanto salvaje de dejarte con ganas de más, son tan jugosas y deliciosas que, a veces toca esforzarse un montón para retirarlas de árboles tan grandes y en la punta de sus ramas. Pero hay una especie que, hace que no te compliques al cosecharla, es más, se ofrece para que la devores poniendo sus frutos prácticamente en tus manos, sí, ese es el “Guapurú”. 

Myrciaria cauliflora es el nombre científico de este arbolito de mediana estatura que, se comporta de una manera muy peculiar e interesante, pues produce flores en su tronco y ramas, es por ese motivo el nombre que le dio la ciencia ya que cauliflora significa flor en tronco. Así que, cuando llega la época de florecer, salen un sinfín de flores pequeñas y blancas cubriendo casi todo el árbol que luego se transforman en redondos y sabrosos frutos de color negro intenso.

El “Guapurú”, fruta divina, tanto en sabor como en apariencia, tiene la justa medida para dejarte siempre con ganas de volver a buscarlo.

El “Achachairú” se presenta en toda la Chiquitania ya sea en cursos de agua permanentes o temporales. Tiene una distribución desde San José y Roboré hasta el norte en las provincias Ñuflo de Chávez y Velasco. Su mayor uso es el consumo de su fruto al natural y la pulpa para hacer refresco, ya que, su fructificación es abundante, el bajo contenido de taninos de su cascara y su adaptación al clima de la Chiquitania la hacen un fruto muy típico de la zona y existen también algunas variedades como el “Achachairusillo”.  

Es regulador de las aguas y alimento para la fauna.

Estamos ante un árbol muy interesante, empezando por su linaje que, lo emparenta con la mismísima planta de “café”, seguido por su atrayente fruto cuyos usos para las personas son bien variados y contrastantes, desde comerlo y beberlo hasta usarlo como pintura.

“Bí”, así de cortito es el nombre popular, conocido para la ciencia como Genipa americana, es un árbol que asoma sus ramas y extremos entre la vegetación donde vive, exponiendo sus frutos redondos y de color café. Cuando estos están maduros, tienen una textura blanda, un sabor un poco ácido y olor fuerte, excelente estado para preparar una deliciosa mermelada o refresco. La figura cambia cuando los frutos no están maduros, en este estado son utilizados para teñir telas e incluso para pintar la piel (colorante para la piel, este uso ha sido reportado en la cultura Sirionó), ya que, al cortarlos expulsan una sustancia blanca amarillenta que en poco tiempo cambia de color a un azul oscuro.

Una especie muy interesante que vale la pena probar y conocer a detalle, ya sea bebiendo un agradable refresco o realizando un buen maquillaje.