El Bosque Seco Chiquitano comprende una ecorregión que se extiende casi en su totalidad en Bolivia, particularmente en el departamento de Santa Cruz, y en menor medida en el norte de Paraguay y el oeste de Brasil. Con una extensión de más de 24 millones de hectáreas corresponde al bosque seco tropical más extenso y aún mejor conservado del mundo. Seis meses de período de lluvias y seis meses de sequía hacen a este bosque muy especial en su biodiversidad pero también extremadamente frágil. Valiosas especies maderables como el cedro, el roble, el tajibo y el morado hacen al Bosque Chiquitano muy atractivo para fines de explotación comercial.
Desde el Bosque Seco Chiquitano se aporta a dos grandes cuencas hídricas de Sudamérica: el Amazonas y el Paraguay-Plata. La dinámica del Gran Pantanal de Bolivia y Brasil y su influencia hacia Paraguay, depende del estado de conservación de esta ecorregión.
La cultura Chiquitana, basada en las tradiciones indígenas en sincretismo con las misiones Jesuíticas del siglo XVIII y su vínculo con el entorno natural, crean una atmósfera especial a través de sus iglesias, artesanías y música barroca. Sus variados paisajes y atractivos naturales y culturales, se encuentran presentes en numerosas y extensas áreas protegidas nacionales, departamentales y municipales y generan una fuente inagotable para el disfrute de los visitantes.
Sin embargo, la expansión agropecuaria, la colonización sin planificación, el desarrollo de infraestructura vial y la minería, están poniendo en riesgo los valores naturales y culturales del Bosque Chiquitano como así también su capacidad de desarrollo sostenible y adaptación al cambio climático. El recurso agua es sin duda el que más estará sufriendo las consecuencias de estos cambios.