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El futuro está en el bosque

En el Área Protegida Laguna Marfil aseguran la sustentabilidad de sus comunidades mediante la conservación y gestión integral del bosque y sus recursos

En medio de la pampa transicional de Bosque Chiquitano a Cerrado, existe un tesoro que es conservado por sus habitantes, el Área Natural de Manejo Integral Municipal  Laguna Marfil, un área protegida de 71 mil hectáreas donde las comunidades, que sufrieron por incendios forestales y sequías, ahora se apoyan en el aprovechamiento de frutos silvestres para frenar la deforestación, restaurar el bosque y generar recursos económicos en el bosque seco tropical declarado como prioridad de conservación por la UICN en el año 2020

El Área Natural de Manejo Integral Municipal Laguna Marfil es un área protegida ubicada al norte del departamento de Santa Cruz, que comparte un espejo de agua con Brasil. En los últimos años, los incendios forestales afectaron más de 16 mil hectáreas, la sequía hizo que la laguna reduzca considerablemente su superficie, dejando a las comunidades sin el ingreso y fuente principal de proteína,la pesca, y las presiones para cambiar el uso de suelo hacia actividades no sostenibles, como agricultura extensiva de monocultivos y ganadería son más fuertes. Por ello, la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano, FCBC, en el marco del proyecto RestaurAcción, financiado por el Ministerio de Medio Ambiente de Canadá, implementó acciones para el desarrollo de silvicultura y sistemas agroforestales en las comunidades, que ahora, mediante Soluciones Basadas en la Naturaleza, SbN, conservarán y restaurarán el Bosque Chiquitano, el bosque seco tropical mejor conservado en el mundo.

Los ecosistemas del Cerrado y Bosque Chiquitano se encuentran en Laguna Marfil, y tienen más de 30 potenciales productos no maderables por ser aprovechados por las comunidades.

Las unidades técnicas de FCBC identificaron los espacios naturales dentro del ANMIM Laguna Marfil que requerían la implementación de acciones de restauración, tanto natural o asistida, como ser zonas afectadas por incendios, espacios de agricultura comunal, o sitios prioritarios para su conservación, y junto a las comunidades, establecieron parcelas de aprovechamiento de productos forestales no maderables en zonas vulnerables y con potencial. Junto a cuadrillas de voluntarios, trabajaron con herramientas realizando limpiezas de los sitios, implementando silvicultura de forma comunitaria.

“Sabíamos que habían 3 o 4 frutos que normalmente consumíamos, pero ahora hemos descubierto más de 10 que tienen potencial y serán aprovechados” asegura Celestino Cambará, quien, como técnico local, realizó las acciones en las comunidades.

Celestino Cambará, revisando el estado de los frutos de piquí, Caryocar brasiliense, en un área de manejo silvicultural.

Con el aprovechamiento y procesamiento de frutos silvestres, se da un valor adicional al bosque, y así las personas cuidan más los espacios naturales. Un bosque valorado es un bosque conservado, y quienes lo habitan implementarán acciones para protegerlo. Estas acciones resultan en un uso sostenible que garantiza los servicios ecosistémicos para las comunidades como para el mundo entero.

“Se realiza una limpieza de algunas especies para que la nueva generación de plantas y árboles aprovechables tengan mejor oportunidad, con más espacio para que los frutales del Cerrado se desarrollen y produzcan mejor, así la gente cosechará mucho más de cada planta en vez de sólo 2 o 3 frutos,” afirma Jesús Morón, técnico de la FCBC. La limpieza y aprovechamiento fue realizada por mujeres y hombres, quienes, en cada sitio, usando motosierras y desbrozadoras limpiaron alrededor de árboles y arbustos, demarcaron los sitios de aprovechamiento y establecieron convenios de protección.

Acciones de corte, limpieza y siembra de plantines fueron realizados de forma comunitaria en Laguna Marfil.

Fenómenos de sequía prolongada y heladas han hecho que la severidad de los incendios sea cada vez mayor, afectando el proceso de regeneración natural y modificando el paisaje en Laguna Marfil. La implementación de prácticas de silvicultura reducirá la probabilidad o severidad de los incendios forestales, ya que, al haber menos masa vegetal en tiempo de sequía, las probabilidades de incendio se reducen, el control que realizan las comunidades será más efectivo y las parcelas de aprovechamiento estarán más protegidas.

Otra acción implementada fue la reforestación con especies maderables y no maderables. En parcelas de producción agrícola comunal, se reforestó los perímetros y cordones con especies como la almendra chiquitana, Dipteryx alata, estableciendo sistemas agroforestales, que en un futuro devolverán la cobertura a estos espacios productivos.

Todo este proceso y compromiso de las comunidades del ANMIM Laguna Marfil ha sido plasmado en actas firmadas por las autoridades comunales indígenas, garantizando la conservación de las parcelas de restauración y aprovechamiento, que suman un total de 1300 hectáreas declaradas como reservas comunales para conservar los frutos silvestres, plantas medicinales y favorecer la regeneración natural, en las cuales no se permitirán asentamientos humanos ni cambios en el uso de suelo, declarándolas como prioridad para la conservación y defensa.

De esta manera, con la implementación de SbN, Laguna Marfil garantiza y asegura un desarrollo sustentable y adaptable ante los desafíos que presenta el cambio climático, demostrando que la conservación y el desarrollo es posible y alcanzable en el bosque chiquitano.