width: 100%;
Bosque afectado por los incendios en el ANMIM Laguna Marfil.
El proyecto “Bases del conocimiento para la restauración” desarrolla su segunda fase en la Chiquitania, bajo el trabajo conjunto entre la FCBC y el Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado. Las zonas de trabajo del proyecto se vieron afectadas por los incendios el 2019 y 2020.
Texto y fotografías: Claudia Belaunde

Son diferentes, pero los une un mismo objetivo, comprender que ocurrió tras los incendios. Un equipo multidisciplinario de investigadores, estudiantes y especialistas llevan más de un mes recorriendo áreas protegidas del departamento de Santa Cruz y del bosque modelo Chiquitano, para poder recoger datos e información que ayude a entender cómo los incendios forestales afectan al bosque  y como éste responde a este tipo de eventos.

Un  equipo, conformado por botánicos, mastozoólogos, ornitólogos y entomólogos del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado, recorre parcelas de monitoreo establecidas en la  primera fase (2021) en el Área Natural de Manejo Integrado Municipal “Laguna Marfil”, el Área de Conservación e Importancia Ecológica Ñembi Guasu, la Reserva Municipal de Copaibo y el Centro de Estudios del Bosque Seco Tropical “Alta Vista”. Mediante trabajo de campo y muestreo, recolectan información de manera sistemática para luego analizar  y ver que nos dicen esos datos.

Trabajo en parcelas de monitoreo de regeneración natural. Izq. Michelle Peñaranda, colecta muestras en busca de semillas dispersadas por murciélagos. Der. Kathrin Barboza y Luis Acosta revisan a un murciélago nectarívoro (que se alimenta de néctar de las flores) en busca de polen. Zona de Laguna Marfil. 

 

“El Bosque Chiquitano es muy importante, es un bosque endémico (…) y es super importante poder entender cómo es que la dinámica de la regeneración, en sitios afectados por los incendios que ya se han vuelto un problema, va funcionando ” afirma Kathrin Barboza, bióloga que lidera el equipo. Por su parte el biólogo Luis Acosta, experto en murciélagos asevera: “Estamos tratando de ver la interacción de murciélagos, porque son agentes importantes para la restauración. Son cuatro  sitios que estamos tratando de evaluar con diferentes tipos de escenarios ecológicos, siendo la matriz el bosque chiquitano, con la interacción del bosque chaqueño, cerrado y amazónico”. 

Este 2022 se establecieron parcelas permanentes de monitoreo, que permitirán una toma de datos a largo plazo. Para la botánica Roxana Ledezma, “Esta información nos va a ayudar a comprender los efectos del fuego en la vegetación, y nos dará una visión de cómo se está recuperando a lo largo del tiempo”.

En paralelo a todo el trabajo descrito, avanza el equipo del Observatorio del Bosque Seco Chiquitano de la FCBC, quienes mediante drones equipados con sensores LIDAR y cámaras multiespectrales evalúan el bosque y las zonas afectadas por el fuego. Estos datos, recogidos en terreno, se sumarán a los visualizados por satélites y así comprender cómo el fuego, su intensidad y recurrencia impactó al bosque chiquitano y sus procesos de regeneración. Este equipo tiene el reto también, de generar una metodología que ayude a identificar de manera más precisa, áreas que requieren de restauración asistida para orientar mejor este tipo de acciones.

 

Vuelos de dron para aportar a las acciones en restauración. Gilka Michme, Marcio Flores y Gerson Uyuni realizan vuelos de evaluación con drones en la zona de la bahía del ANMIM Laguna Marfil.

El clima es un factor que influye en el bosque, y por ello, se están instalando estaciones meteorológicas en la chiquitania, que se sumarán a la red ya establecida el año pasado y aportarán datos a la plataforma del gobierno departamental de Santa Cruz. Como parte de la experiencia está la socialización de resultados obtenidos en la fase 1 del proyecto. Es así que grupos de mujeres ex becarias volvieron a visitar las comunidades donde realizaron estudios (conoce sobre la experiencia 2021 en este video https://youtu.be/J5fAHDae9v0) y mediante talleres compartieron valiosa información para que las comunidades comprendan lo que está detrás de los incendios que los afectan, y cómo se puede prevenir este fenómeno cada vez más recurrente y destructivo. A su vez, difundieron información sobre la necesidad de alcanzar estudios superiores y las posibilidades de realizar investigación en Bolivia, que, aunque algunas veces presenta retos, es posible y alcanzable.  

Devolviendo la información a las comunidades. Ex Becarias de la UAGRM en el proceso de sociabilización de resultados en comunidades de Laguna Marfil, Municipio de San Ignacio de Velasco y Copaibo, Municipio de Concepción.

En otro objetivo, se encuentra el programa de Ganadería Regenerativa que, a través de la implementación de parcelas experimentales en comunidades y predios privados, busca comprender cómo se pueden desarrollar las actividades productivas reduciendo los efectos en los ecosistemas y los seres que los componen. Dentro de las acciones está el estudio de escarabajos coprófagos y su rol en los suelos, leguminosas como forraje y complemento, y difusión de técnicas de ganadería regenerativa en la chiquitania como las implementadas en el Centro de Estudios del Bosque Seco Tropical Alta Vista.  
La ganadería regenerativa es una práctica que se estudia en el CEBST Alta Vista.
“Estos procesos son importantes porque generan herramientas, conocimiento, información que puede apoyar a tomar mejores decisiones. En el punto de inflexión que nos encontramos ahora con respecto al cambio climático y los desafíos que debemos afrontar en conservación, es fundamental valorar el trabajo de investigación e interesarnos por lo que pasa en Bolivia” afirma Barboza. El proyecto, concluirá su fase de trabajo de campo este 30 de marzo, para luego comenzar la sistematización de información y difusión de resultados, aportando así a la conservación del bosque Chiquitano, el bosque seco tropical mejor conservado de Sudamérica.  
18 de marzo de 2022