La adaptación, un fundamento para la vida
La Frailea chiquitana, un cactus endémico de la Chiquitanía que prácticamente vive en las depresiones del macizo chiquitano o escudo precámbrico, es capaz de deshidratarse al máximo para resistir a la sequía; aunque esta pareciera ser una proeza riesgosa, la pequeña planta no muere; y sus frutos son viables a la menor humedad que se presenta en el ambiente que la rodea.
Además de la gran hazaña de nacer sobre una roca, este cactus está adaptado a las altas radiaciones solares, y, a partir de mediados de noviembre, tiempo en el que comienzan las primeras lluvias, embellece su alrededor con su delicada flor amarilla.
La forma de vida de la Frailea chiquitana nos trae a la mente uno de los más grandes aprendizajes que hemos tenido este año: la adaptación para resistir a las situaciones adversas.
El 2020 nos ha permitido crecer de maneras que antes no concebíamos; aprendimos nuevas alternativas de llevar a cabo nuestras actividades, y a recordar, cuán relacionados estamos con el ambiente que nos rodea.
Desde la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano, deseamos a todos una feliz navidad y un año nuevo repleto de buenos días que estén en sintonía con la naturaleza.
Fotografía: Sixto Angulo